En estos tiempos, se habla mucho de “innovar” para poder mantener la rentabilidad de los negocios y, de esta manera, seguir funcionando. Pero… ¿qué significa realmente innovar en este contexto? ¿todos podemos hacerlo o se requiere de especialistas para esta labor?

Empecemos definiendo que NO es innovación:

  • Innovar no es lo mismo que creatividad, pero sí se innova bajo un proceso creativo.
  • Innovar no es lo mismo que inventar, porque no crea algo que no existe, sino que, por lo general, utiliza la tecnología y/o recursos disponibles para llegar a una solución.
  • Innovar no es estrategia, sin embargo, es un elemento clave dentro de la estrategia de transformación digital de un negocio.

Innovar ES:

  • Resolver un problema real (algo que represente un verdadero punto de dolor o “pain point” dentro de un proceso de experiencia de usuario) teniendo como eje de la solución a la persona que lo tiene, y que esta solución sea percibida como de alto valor.
  • Generar un impacto positivo para el negocio (económico) y el usuario (solucionando algún problema).
  • Tener la actitud de hacer algo diferente para mejorar la situación actual, porque no podemos esperar obtener un mejor resultado haciendo lo mismo.
  • Ser capaz de colaborar con un equipo multidisciplinario (o multiárea) en la solución de algo (de forma transparente) y dejar de trabajar de manera aislada (como una caja negra). Es decir, Trabajar “CON” y no “PARA” otros colaboradores.
  • Notar que cada área de una organización está compuesta por personas como tú y que las interacciones pueden ir más allá de enviar emails.
  • Tener una cultura de confianza en que el otro hará bien su parte y aceptar el riesgo que eso implica.
  • Aceptar el error como un aprendizaje y no tomarlo como un estigma invisible.
  • No enamorarte de la solución sino del problema para que la investigación rinda frutos.

La verdadera tarea al momento de empezar un proyecto de innovación es identificar aquellos puntos de dolor de nuestros usuarios, aunque para esto existen varias metodologías y/o frameworks (marcos de trabajo) que nos facilitan la labor. Sin embargo, cada proceso de innovación es distinto, lo único constante es la incertidumbre de cada proyecto. No existe un solo camino para innovar, no hay una regla ni una receta de cómo hacerlo, pero si hay directrices de cómo hacerlo. Un ejemplo de esto es la metodología de Design Thinking, Lean UX o Service Design

Buscar la solución de problemas de una forma distinta es una actividad natural del ser humano para sobrevivir. En ese sentido, cualquier persona es capaz de innovar, no se necesita haber estudiado ingeniería, diseño industrial o psicología necesariamente para poder hacerlo. Es algo parecido a las abejas, su cuerpo no es aerodinámico para volar, sin embargo, lo hacen. Felizmente las abejas no saben de aerodinámica.

¡Seamos como las abejas, deshagámonos de las trabas autoimpuestas y empecemos a innovar ya!